Democracia y autodeterminación

democracia

LA AGONÍA DE PEDRO SÁNCHEZ Y LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO

La democracia (gobierno del pueblo) es la forma superior de la política que, a su vez, consiste en la construcción colectiva de una sociabilidad ordenada por la libertad, la igualdad, el apoyo mutuo y la justicia.

El fundamento de la democracia es la autodeterminación del pueblo que, desde la libre expresión de su voluntad, protagoniza un Poder Constituyente capaz de desquiciar el orden injusto e instaurar un orden nuevo.

El pueblo no es un conjunto de individuos aislados que se relacionan económicamente en el mercado de mercancías y políticamente en el mercado electoral. El pueblo no se constituye por decreto. Solo es real cuando se expresa políticamente como sujeto de la Soberanía Nacional y se hace libre en su lucha por la libertad. No es la Constitución la que hace al pueblo sino el pueblo quien hace la Constitución. En el actual Sistema Internacional de Estados, un pueblo en marcha es una Nación que necesita expresarse en un orden legal e institucional que se llama Estado.

La libertad está antes –y no sólo después- de la democracia. La libertad es resultado pero, sobre todo, premisa y condición de la democracia. Sin embargo, la democracia liberal de mercado es una democracia contemplativa que fomenta el descompromiso ciudadano por la participación política. La continuidad del “statu quo” capitalista y su oferta global de inseguridad y desamparo, requiere la disolución de los lazos sociales y comunitarios y la construcción de individuos oportunistas e irracionales que compiten entre sí por el consumismo y por el empleo precario.

Desde hace 5 años Pedro Sánchez y sus colaboradores han luchado agónicamente dentro del PSOE para rectificar parte de las políticas neoliberales y neofranquistas que -en alternancia con el PP- han aplicado los sucesivos gobiernos del PSOE desde 1982. A pesar de que la mayoría de militantes y votantes le elegían y reelegían como Secretario General, parlamentario y candidato a presidente en las elecciones generales, ha sufrido una feroz oposición por parte de la Nomenclatura de su propio partido que le ha “purgado” repetidamente.

La agonía se puede entender como antesala de la muerte, pero también como lucha decidida contra las amenazas que hacen imposible una vida digna. Mientras Pedro Sánchez siga abrazado al cadáver de una socialdemocracia keynesiana en los procesos electorales y neoliberal desde el gobierno, su agonía será mortal. Las alianzas con el PSOE actual forman parte del problema.

Para hacer efectivo un Estado social y democrático de derecho y avanzar en la construcción de un socialismo que respete los Derechos Humanos, la igualdad entre hombres y mujeres, la austeridad, el consumo responsable agroecológico, la Salud, Seguridad y Soberanía Alimentarias, la Economía Circular, la Estrategia de Residuos Cero y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es necesario reconstruir una verdadera izquierda comprometida con la democracia y no con el libre comercio mundial. Para ello hay que apostar por el derecho a la autodeterminación de los pueblos y naciones que, en España, expresan su voluntad mayoritaria de romper de una vez por todas con la monarquía bipartidista de mercado heredera del franquismo y culpable de la actual dictadura parlamentaria de las multinacionales.